¿Qué es la hipermetropía y cómo afecta a la visión?
La hipermetropía es un defecto refractivo que impide ver con claridad los objetos cercanos, mientras que los lejanos se ven con mayor nitidez. Se produce cuando el ojo es más corto de lo normal o la córnea o el cristalino tienen menos curvatura de la debida, lo que hace que los rayos de luz que entran en el ojo se enfoquen detrás de la retina en lugar de sobre ella.
La hipermetropía es una condición muy común que afecta a alrededor del 25% de la población mundial, según la Organización Mundial de la Salud. Aunque suele ser hereditaria, también puede aparecer por otras causas, como el envejecimiento, el embarazo o algunas enfermedades sistémicas.
En este artículo te explicamos todo lo que debes saber sobre la hipermetropía: sus causas, sus tipos, sus síntomas, su relación con otros defectos refractivos y su tratamiento. Además, te ofrecemos algunas preguntas y respuestas frecuentes sobre este problema visual.
Causas de la hipermetropía
La principal causa de la hipermetropía es un defecto en la longitud o la forma del ojo, que hace que el punto focal de los rayos de luz se sitúe detrás de la retina. Esto puede deberse a:
- Un globo ocular más corto de lo normal, lo que implica una menor distancia entre la córnea y la retina.
- Una córnea o un cristalino con menos curvatura de la necesaria, lo que reduce el poder refractivo del ojo.
- Una combinación de ambos factores.
La hipermetropía suele ser un defecto congénito, es decir, que se nace con él. De hecho, la mayoría de los bebés nacen con algún grado de hipermetropía, ya que sus ojos aún no han alcanzado su tamaño definitivo. Sin embargo, con el crecimiento del ojo, esta condición suele corregirse de forma natural.
No obstante, hay otras causas que pueden provocar o agravar la hipermetropía, como:
- El envejecimiento: con el paso de los años, el cristalino pierde elasticidad y capacidad para enfocar los objetos cercanos, lo que se conoce como presbicia o vista cansada. Esto puede sumarse a una hipermetropía previa y dificultar aún más la visión de cerca.
- El embarazo: los cambios hormonales que se producen durante la gestación pueden alterar el grosor o la curvatura de la córnea, lo que puede inducir o modificar la hipermetropía. Por lo general, estos cambios son temporales y se revierten después del parto.
- Algunas enfermedades sistémicas: como la diabetes, el hipotiroidismo o algunas enfermedades autoinmunes, que pueden afectar al metabolismo del colágeno y modificar la estructura del ojo.
- Algunos medicamentos: como los corticoides, los antidepresivos o los antihistamínicos, que pueden alterar el funcionamiento del cristalino o aumentar la presión intraocular.
- Algunas cirugías oculares: como la cirugía de cataratas o la cirugía refractiva, que pueden modificar el poder refractivo del ojo y provocar una hipermetropía residual.
Tipos de hipermetropía
Según el grado de severidad, se pueden distinguir tres tipos de hipermetropía:
- Hipermetropía leve: cuando el defecto refractivo es menor a 2 dioptrías. En este caso, el ojo puede compensar la falta de enfoque mediante el esfuerzo acomodativo del cristalino, que cambia su forma para adaptarse a las diferentes distancias. Sin embargo, este esfuerzo puede provocar fatiga visual, dolor de cabeza o irritación ocular.
- Hipermetropía moderada: cuando el defecto refractivo está entre 2 y 4 dioptrías. En este caso, el esfuerzo acomodativo del cristalino no es suficiente para enfocar los objetos cercanos con claridad, por lo que se necesita una corrección óptica (gafas o lentes de contacto) para mejorar la visión de cerca.
- Hipermetropía alta: cuando el defecto refractivo es mayor a 4 dioptrías. En este caso, la visión de cerca es muy deficiente y también puede verse afectada la visión de lejos, por lo que se requiere una corrección óptica permanente para ver con nitidez a cualquier distancia.
Síntomas de la hipermetropía
Los síntomas de la hipermetropía pueden variar según el grado, la edad y la capacidad de acomodación del ojo. Algunos de los síntomas más habituales son:
- Dificultad para ver con claridad los objetos cercanos, como leer, escribir o usar el ordenador.
- Visión borrosa o distorsionada de los objetos lejanos, especialmente si la hipermetropía es alta o se asocia con otros defectos refractivos.
- Fatiga visual o astenopia, que se manifiesta con sensación de cansancio, pesadez o ardor en los ojos, especialmente después de realizar actividades que requieren un esfuerzo visual sostenido.
- Dolor de cabeza o cefalea, que suele localizarse en la frente o las sienes y se intensifica con el uso de la vista.
- Ojo rojo o conjuntivitis, que se produce por la irritación de la superficie ocular debido al esfuerzo acomodativo o al uso prolongado de lentes de contacto.
- Estrabismo o desviación ocular, que se produce cuando el cerebro suprime la imagen borrosa de uno de los ojos para evitar la visión doble. Esto puede provocar una pérdida de la visión binocular y de la percepción de la profundidad.
- Ambliopía u ojo vago, que se produce cuando uno de los ojos tiene una visión muy deficiente y no se desarrolla correctamente durante la infancia. Esto puede provocar una pérdida irreversible de la agudeza visual en ese ojo.
Hipermetropía y astigmatismo
La hipermetropía y el astigmatismo son dos defectos refractivos que pueden coexistir en el mismo ojo, lo que se conoce como hipermetropía astigmática. El astigmatismo se produce cuando la córnea o el cristalino tienen una forma irregular, lo que hace que los rayos de luz se enfoquen en varios puntos de la retina en lugar de en uno solo. Esto provoca una visión borrosa o distorsionada tanto de cerca como de lejos.
La hipermetropía astigmática se puede corregir con gafas o lentes de contacto especiales que compensen tanto el defecto en la longitud o la forma del ojo como el defecto en la curvatura de la córnea o el cristalino. También se puede corregir con cirugía refractiva, que modifica la forma de la córnea para mejorar el enfoque.
Hipermetropía y miopía
La hipermetropía y la miopía son dos defectos refractivos opuestos, ya que mientras que la hipermetropía impide ver bien los objetos cercanos, la miopía impide ver bien los objetos lejanos. La miopía se produce cuando el ojo es más largo de lo normal o la córnea o el cristalino tienen más curvatura de la debida, lo que hace que los rayos de luz se enfoquen delante de la retina en lugar de sobre ella.
La hipermetropía y la miopía rara vez se presentan juntos en el mismo ojo, pero pueden afectar a cada uno de los dos ojos por separado, lo que se conoce como anisometropía. Esto puede provocar una diferencia significativa entre las imágenes que percibe cada ojo, lo que dificulta su fusión por parte del cerebro y genera problemas visuales como visión doble, estrabismo o ambliopía.
La anisometropía se puede corregir con gafas o lentes de contacto que igualen el poder refractivo de ambos ojos. También se puede corregir con cirugía refractiva, que modifica la forma de la córnea para mejorar el enfoque.
Hipermetropía en niños
La hipermetropía es un defecto refractivo muy frecuente en los niños, ya que sus ojos aún no han alcanzado su tamaño definitivo y suelen ser más cortos de lo normal.
Tratamiento para la hipermetropía
El tratamiento para la hipermetropía se centra en ayudar a enfocar la luz en la retina a través del uso de lentes correctivos o cirugía refractiva.
Lentes con receta: En personas jóvenes, no siempre es necesario el tratamiento porque las lentes del cristalino dentro de los ojos son lo suficientemente flexibles para compensar la enfermedad. Según el grado de hipermetropía, es posible que necesites usar lentes recetadas para mejorar la visión de cerca. Las lentes recetadas tratan la hipermetropía al contrarrestar la curvatura disminuida de la córnea o el tamaño menor (longitud) del ojo. Entre los tipos de lentes recetadas se incluyen las siguientes:
- Anteojos: Esta es una manera simple y segura de mejorar la visión causada por la hipermetropía.
- Lentes de contacto: Estas lentes se usan en contacto directo con los ojos.
Cirugía refractaria: Aunque la mayoría de los procedimientos quirúrgicos refractarios se emplean para tratar la miopía, también se pueden usar para el tratamiento de la hipermetropía leve a moderada. Estos tratamientos quirúrgicos corrigen la hipermetropía al dar nueva forma a la curvatura de la córnea. Los métodos de cirugía refractaria incluyen lo siguiente:
- Cirugía ocular LASIK: Mediante este procedimiento, el cirujano ocular crea un colgajo delgado en la córnea. Luego, usa el láser para ajustar las curvas de la córnea, lo cual corrige la hipermetropía.
- Queratectomía subepitelial asistida por láser (LASEK).
- Queratectomía fotorrefractiva (PRK).
Es importante consultar con el médico sobre los posibles efectos secundarios de la cirugía refractaria.
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